El eterno insomnio infantil / Página12 del 12 de julio de 2011

 
La cineasta apuesta ahora a una obra que cuenta las peripecias de una madre para lograr que su hija finalmente se duerma. Se estrenará en El Tinglado, una nueva sala que apuntará al desarrollo de espectáculos para toda la familia.

En la sala vacía, durante un ensayo en la semana previa al estreno de su debut como autora y directora de teatro, Anahí Berneri se hace un momento para hablar con Página/12 sobre La hora de (no) dormir. “Hay mucho del Coyote, esta cosa de que nunca puede atrapar al Correcaminos, porque tiene esa dinámica: parece que esta vez lo va a atrapar y no; bueno, acá parece que se va a dormir... ¡y no!”, bromea sobre el espectáculo, que cuenta las peripecias que debe realizar una madre para lograr que su hija finalmente se duerma. “Es una temática que nos preocupa más a los padres que a los hijos”, analiza, y asegura que trabajan sobre la parodia de la hija caprichosa y la madre permisiva: “Jugamos con eso para generar identificación: muchas veces lo que hacemos los adultos es no poner límites y eso genera problemas. Y a veces también tenemos ganas nosotros de ponernos a jugar y de no poner límites”, confiesa Berneri.
Madre por duplicado, la historia tiene algo de autobiográfica: uno de los momentos más difíciles con los chicos es cuando tienen que despedirse “hasta mañana”, apagar la luz y pasar la noche solos. “Lo que queremos con la obra no es enseñar a dormir, sino crear códigos en común entre padres e hijos”, resalta, y ejemplifica: “El Topo Gigio te mandaba a dormir haciendo eso: padres e hijos cantaban juntos la canción. Por más que después no se durmiera, era una manera de acercarse al límite, a la hora en la que hay que dormir, y hay que separarse hasta mañana, quedando solos con la luz apagada”, afirma. Berneri sostiene que se puede “enseñar a dormir” creando “códigos en común desde un lugar lúdico, desde el juego”. “Fue una forma de abordar también mi crianza y la de muchas madres que están alrededor mío. Una especie de autobiografía, mía y de muchos, en la que el arte es una catarsis”, ríe Berneri.

(...)  Más en la edición de Página/12 del 12/7/2011

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